"Mis deseos son órdenes para mí." (Oscar Wilde)

sábado, 3 de abril de 2010

Haciéndome cargo de mis sustantivos y adjetivos

Ayer estaba corrigiendo un capítulo de mi novela y a Corina, la protagonista, se le ocurrió algo que no estaba en el primer borrador: "hacerse cargo de sus sustantivos y adjetivos". O sea, hacerse cargo de quién y cómo es ella en verdad, no de quién y cómo cree que es, o cómo creen los demás que es de acuerdo con los indicios que ella les da.
Y estoy empezando a pensar que Corina es "de en serio" una parte de mí, y que me anticipa (o me hace descubrir) cosas que me pasan o pasarán.
Porque esta mañana, entre amigos, jugamos a definirnos mutuamente. Hicimos circular tarjetas con nuestros nombres, y todos escribimos una palabra acerca de cada uno en su respectiva tarjeta.
Cuando leí lo que escribieron de mí, me desconcerté. Ninguno de los calificativos era negativo, al contrario. Pero eran todos tan neutros. Tan contenidos. Tan planos, sin relieve.
Lo primero que pensé fue "no me conocen". Pero, segundos después (ando rápida de reflejos, por suerte, me llevó poco tiempo darme cuenta), me dije "no me conocen porque yo no dejo que me conozcan". Y todo porque no me hago cargo de mis sustantivos y adjetivos.
Miren, sin ir más lejos (acá, a la izquierda), mi perfil. Neutro. Cualquiera es madre, hija, hermana, etc. Casi a todo el mundo le gusta el chocolate. Hay miles de diseñadores, editores, escritores. Ni hablemos de lectores.
¿Cómo me van a conocer los demás, si yo no dejo que me conozcan?
Entonces, lo primero que voy a hacer es hacerme cargo de las palabras con que me definieron. Porque me ven pulcra, exacta, ordenada, minuciosa, prolija, suave, relajada, sensible, editora, sonrisa, simpática, diseñadora, serena, inocente, porque sólo eso es lo que dejo ver. Mi cáscara. Mi caparazón.
Lo segundo que voy a hacer es mi propia lista de sustantivos y adjetivos. Me voy a tomar tiempo para hacerla. Los voy a pensar, rumiar, amasar, modelar, afilar, dibujar. Y cuando los tenga bien pero bien elegidos, cuando esté bien pero bien convencida de que esa sí soy yo entera y no sólo la cáscara, los voy a enarbolar cual pancarta en manifestación. Para que todos los vean. Para que todos me vean.
Y quién sabe qué puede pasar. Pero seguro que será algo bueno.